jueves, 29 de abril de 2010

Articulo Semanal: La Copa Perú - su impacto en la organización y competitividad en el fútbol peruano.

Analicemos algo curioso que puede pasar en nuestro fútbol: Yo, Adolfo Unda, junto a un grupo de patas - uno de ellos con cierto dinero - creo un club de fútbol. Luego de registrarlo como tal, lo inscribo en la Liga Distrital de Miraflores. Como mi amigo tiene dinero que le sobra, contratamos a muchachos que con experiencia de fútbol de liga, nos hacen campeones de Miraflores y del Interligas (Liga Metropolitana de Lima). Nos pica el bichito de seguir, sobretodo a mi amigo que quiere gastar más plata, y contratamos a unos cuantos jugadores con cierta experiencia en Copa Perú.

Ya estamos en la departamental, pasamos a la regional y en menos de 7 meses de creado, mi club ya está jugando cuartos de final del fútbol macho. Un poquito de suerte, buen juego y más platita (con más jugadores “contratados”) nos hacen levantar la copa. En poco menos de 11 meses de creado, “La banda de Adolfito FC” es el nuevo inquilino de la máxima división del fútbol rentado.

No, no es broma. Según el formato de la Copa Perú, un equipo sin ninguna base profesional, sin hinchas y sin divisiones inferiores puede jugar en primera división en cuestión de 12 meses.

Estructuras de las ligas peruanas y su falta de competitividad

El Perú tiene, en teoría, sólo dos divisiones totalmente profesionales y descentralizadas: Primera y Segunda con 16 y 12 clubes respectivamente. Para muchos la Copa Perú representaría a la tercera división, pero no, este campeonato con sus miles de clubes es una liga paralela a las profesionales. No nos olvidemos que el campeón de la Copa Perú asciende a Primera y el sub-campeón lo hace a Segunda.

Justamente este carácter híbrido de la Copa Perú es el que más me llama la atención y representa, desde mi punto de vista, uno de los principales factores en la mínima competitividad del fútbol profesional. Digo híbrido porque a pesar que la misma F.P.F da un estatus “aficionado” a esta copa, son varios los clubes que si pretenden ser profesionales e invierten sumas de dinero (obvio dentro de las limitaciones del fútbol provinciano) para alcanzar los tan ansiados ascensos.

El problema se hace evidente al tener miles de clubes totalmente amateurs que compiten con estos clubes con deseos de profesionalismo, sumergiendo a la calidad deportiva e institucional de la Copa Perú en lo más profundo de la mediocridad. Otro factor negativo es la poca participación anual de muchos equipos eliminados en rondas iniciales; en otras palabras, un equipo eliminado en etapa distrital sólo juega 3 meses (el tiempo que dura este tramo de la competencia) generando que los otros meses del año se rasquen las pelotas al no tener mas que jugar.

Propuesta de mejora

Un concepto fundamental de entender es el siguiente: sin sólidos cimientos nuestra pirámide profesional de fútbol se desmorona. Diciéndolo de otro modo, sin un adecuado fútbol base (llámese Copa Perú y divisiones menores) no se puede tener una segunda división consolidada y por consecuencia, no se puede tener una atractiva primera división.

Si queremos mejorar debemos transformar este círculo vicioso en uno positivo, por consiguiente es necesario revitalizar el fútbol base. La Copa Perú debería dejar de gestionarse de manera paralela a los campeonatos profesionales y convertirse de una vez por todas en una tercera división profesional para aquellos clubes serios que deseen entrar al fútbol competitivo.

Reestructuración de la Copa Perú

Aquí no trato de presentar nada nuevo ni revolucionario, tan sólo un poco de sentido común. ¿Será posible que la Copa Perú se juegue de la siguiente manera? :

Serie 1: Etapa Departamental – donde los campeones y/o subcampeones de las respectivas ligas departamentales se enfrenten entre sí, para determinar a los dos o tres nuevos representantes de la Segunda División. Esta división representaría a la tercera profesional del fútbol rentado peruano.

Serie 2: Etapa Regional – donde sus representantes asciendan a la serie 1. Esta división sería semi-profesional.

Serie 3: Etapa Distrital – donde sus representantes asciendan a la serie 2. Esta división sería amateur.

La organización de estas series tendría que ser tal para que un equipo, indiferente a su serie, juegue entre 30 a 40 partidos oficiales por año (digamos entre 8 a 9 meses de competencia). Es vital contar con ciertos requisitos deportivos, económicos- operacionales e institucionales para que un club pueda ser parte de una serie. Algo muy parecido a los requerimientos (incompletos desde mi punto de vista – tema del siguiente artículo) para ser parte tanto de Primera como Segunda división.

Queda inconcluso lo de la competitividad de las dos divisiones máximas (en dos semanas cuelgo el articulo), pero quería comentar primero el fútbol base ya que sin este, la pirámide no funciona.

Adolfo Unda.



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