jueves, 5 de agosto de 2010

Artículo: Un repaso de lo vivido en Sudáfrica 2010

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra mundial asociada a un evento deportivo significa: Campeonato en que pueden participar todas las naciones del mundo. Definitivamente para todos los que amamos el fútbol, esta palabra tiene un significado mucho más profundo. Un mundial representa la fiesta máxima del fútbol. Significa unión, ilusión, pasión, entre otras cosas


Los cuatros años que se tiene que esperar para que se repita este acontecimiento parecen demasiados. Un mundial paraliza y moviliza al mundo, eleva la sintonía de la TV, aumenta la compra de revistas, periódicos y el infaltable álbum. La gente juega las famosas “pollas”, todos tienen a sus favoritos, a los queridos y los odiados. Es un mes en el cual solo se habla de fútbol, todo lo demás pasa a segunda prioridad.

Para los españoles, luego de consagrarse como justos campeones las palabras “mundial”, “Sudáfrica” y el famoso “pulpo Paul” quedarán en su memoria para toda la vida. El título lo consiguieron con un planteamiento ordenado, sin mucho que lucir, pero haciendo lo necesario en un torneo donde el juego colectivo marcó una diferencia importante sobre las individualidades. Quedará como anécdota que fue la selección campeona del mundo con menos goles a favor. (Solo 8 en 7 partidos)

Para los peruanos de mi generación, este fue un nuevo mundial sin ver a Perú entre las selecciones participantes, pero al final igual gozamos la fiesta. Por un momento nos olvidamos de nuestra realidad y disfrutamos de buen fútbol.

Un amigo me decía ya luego de la final, “que chévere ha estado el mundial, he alentando a diferentes países, he conocido harta gente, he compartido, he gritado, lo he vivido como nunca, pero ya estoy harto de derrochar patriotismo por un país que no es el mío”.

Un poco de eso viví en los 9 días que me tocó estar en tierras sudafricanas.

Para mi el mundial empezó hace casi un año. Un día de la nada me metí a la página web de FIFA y había entradas disponibles para las fechas de mis vacaciones. Las compré sin dudar. Siete partidos y a esperar la confirmación que llegó una semana después. En esa fecha no sabía ni los partidos que iba a ver.

El sorteo significo un “ajuste” tremendo. Lo seguí en vivo y fue favorable. Brasil – Costa de Marfil, España – Honduras, México – Uruguay, Australia – Serbia, Japón – Dinamarca, Brasil – Portugal, y uno de octavos que finalmente fue Argentina – México.

La cuenta regresiva fue interminable, hasta que llegué a Sudáfrica. Un sueño hecho realidad. Al salir de migraciones adivinen cual fue la primera bienvenida. Pues sí, el inconfundible e irritante sonido de las vuvuzelas.


Llegué con la idea que la vuvuzela era el peor invento de la humanidad y que se debía prohibir en todos los estadios. Es verdaderamente un ruido insoportable y que desde mi punto de vista mata gran parte de la fiesta del fútbol. Trasladando el tema al ámbito peruano estoy totalmente de acuerdo en que se vete el uso de la misma. Sin embargo, a medida que pasaban los días en Sudáfrica y por el simple hecho de ver a los niños soplar su vuvuzela con tal alegría, entendí que es totalmente justo que el país anfitrión disfrute de su mundial como más le guste.



Sudáfrica me hizo recordar bastante a la Copa América 2004 de Perú. Sobre todo el ambiente vivido en provincias. Si bien es cierto que la inversión de un mundial es mucho más grande y que la mayoría de los estadios del mundial son alucinantes, el ambiente externo no distaba mucho de la organización de la Copa América.

Llegar a los estadios en Sudáfrica era un caos. Destinaron zonas para tomar buses gratuitos a los estadios. Pero el desorden abundaba. El control en las entradas de los estadios daba la impresión de ser un control parecido al de un aeropuerto. Te pedían vaciar los bolsillos, pero al final los detectores sonaban siempre, así se podría decir que estaban por las puras.

La organización definitivamente no fue de las mejores. La verdad es que Sudáfrica era la mejor opción de ese continente y el mundial tenia que ser ahí por la promesa de Blatter, promesa cuyo único propósito era conseguir todos los votos del continente africano para una reelección más.


De la gente sudafricana solo puedo dar buenos comentarios. El solo hecho de tener el mundial en su país era motivo de orgullo y la venta de banderas sudafricana se daba en cada esquina. Una enorme cantidad de ambulantes rodeaban el estadio.


Pero también la pendejada abundaba. Los precios de restaurantes, taxis, supermercados, entre otras cosas casi triplicaba el precio real, tal como nos contaban los locales. Un abuso al turista que le puede pasar factura en el futuro a Sudáfrica. Y esto es típico de los países subdesarrollados. Particularmente si no me hubieran comentado esto, me quedaba con la idea que Sudáfrica es un país demasiado caro para ir de turismo.

El mundial me permitió ver a hinchas de diferentes países. Entre los países más resaltantes:

Australia:

Grato recuerdo. Fueron los hinchas que más me sorprendieron, no solo por su asistencia masiva, sino también por la forma de gritar y alentar. Me animaría a decir que el mundial del 2022 va a ser en ese país. Alentaron todo el partido contra Serbia, en un momento se ilusionaron con una clasificación pero no lo consiguieron.


Brasil y Portugal:

Una decepción. Poco que comentar. Más hacen bulla fuera del estadio con vestimentas, bailes y disfraces que dentro del estadio. Puede ser que el motivo sea que el mundial para Brasil empieza en octavos y yo fui a la primera ronda.

México:

Un hincha muy familiar y que acude masivamente para la primera ronda. Los mejores en la “previa”. Cuando empieza el partido y tienen el resultado en contra, el silencio abunda. La mayoría ya tenía reservado su pasaje de regreso para luego del partido de octavos de final.

España:

Un hincha promedio, muy nervioso. El hecho de haber perdido el primer partido contra Suiza trajo muchos fantasmas.

Uruguay y Argentina:

Los mejores en cuanto a cultura de fútbol y aliento. Muy pocos uruguayos y abundantes argentinos. Pero ambos siguen a muerte a su selección. El que te dice: “de Sudafrica no me voy hasta que nos eliminen”. Es el tipico hincha que deja de comer por ir a la cancha.

Esto fue un breve resumen de algunas cosas que me dejo el mundial. Me quedo con el grato recuerdo de haber visto al que terminó siendo el campeón del mundo, al mejor jugador del mundial, unos cuantos buenos goles: Villa contra Honduras y Tevez contra México, una jugada recontra polémica (el primer gol de Argentina vs. México, mas que nada porque la repetición del offside la pasaron en la pantalla gigante del estadio marcando con una sombra los 2 metros de adelanto de Tevez), de haber visto al Diego participando en un mundial, entre otras muchas vivencias. Lo que sucedió en lo deportivo ya todos lo conocen.


Para ver mas fotos visita nuestro facebook (http://www.facebook.com/profile.php?id=100000938298008)  y nos vemos en Brasil 2014. Ojalá que cantando el himno nacional en el Maracaná.



Ernesto Benavides

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