Articulo Semanal: El Fulbito – Sinónimo de informalidad del fútbol peruano

Han sido varios los periodistas y personajes de fútbol peruano que han catalogado al mismo como “Fulbo”, una analogía que en el Perú se juega fulbito en una cancha de fútbol. Y de esto pueden dar fe los miles que tienen la oportunidad de ver fútbol europeo por cable o por internet, ya que se dan cuenta que efectivamente el deporte que se practica en ese continente es algo distinto al que se juega en este lado del charco.

Entonces, que cosa es el fulbito? Como su propio nombre lo dice, es una versión en miniatura del fútbol, donde usualmente participan 6 jugadores por equipo jugando en una cancha muy parecida a la de una cancha de basketball.

Personalmente yo he tenido la suerte (¿o desdicha?) de crecer en un ambiente fulbitero. En el colegio, las clases de educación física eran fervientemente esperadas únicamente por las “pichangas”. Estos partidos de fulbito eran posiblemente nuestro centro del universo (para aquellos que soñamos algún día en ser jugadores de fútbol profesional de grandes) ya que nos permitían correr, barrernos, meter goles e incluso tocar la gloria de ser el héroe del juego. Por supuesto hasta que la campana del colegio nos lo permitiese.

Entonces, si tan bonito es el fulbito, ¿por qué darle este contexto peyorativo de informal? ¿Que ha hecho?

Pues después de analizar la cultura futbolística del Perú desde una perspectiva general, vale decir: viendo “toda” la foto no solo un pedacito de ella; he podido llegar a la conclusión que el fulbito es efectivamente un ente perjudicial para el correcto desarrollo del fútbol peruano. Es necesario recalcar que el análisis desarrollado es desde una perspectiva global y no solo viendo una parte del problema. Por ejemplo, es muy fácil decir que el futbolista peruano es malo únicamente porque se ha acostumbrado a jugar fulbito y no le enseñaron a jugar fútbol correctamente. Esto es parte del problema, no el todo.

He aquí mi razonamiento:

Jugar y fomentar el juego del fulbito no solo crea jugadores lentos y poco tácticos que el fútbol moderno tanto rechaza, sino que es un factor determinante para el desarrollo de una cultura informal que tanto, como peruanos, nos afecta. En otras palabras, el fulbito actúa como un factor indirecto que perjudica enormemente al necesario ambiente formal en donde el fútbol peruano debería desarrollarse.

El correcto entendimiento del término “cultura informal” es de vital importancia para el presente análisis. “Cultura informal”, “Cultura Chicha”, “Cultura PEPE EL VIVO”, son varios términos utilizados para determinar ese fenómeno que tenemos los peruanos para querer alcanzar cualquier cosa que deseamos con el mínimo esfuerzo, obviando usualmente las normas y reglas que deberían de regir para un apropiado funcionamiento de una sociedad “civilizada”.

En esta “Cultura Informal” abundan las coimas, el irrespeto a las reglas y leyes. Alguien alguna vez dijo que el fútbol es el fiel reflejo de una sociedad, y pues en el caso del Perú, nada puede ser más cierto. Famosos los casos de corrupción en el fútbol profesional peruano, los dirigentes que se creen dioses/amos de sus respectivos clubes, de los falsos hinchas/barra brava/criminales, la horrenda organización de los mil y un formatos de campeonatos son solo algunos de los ejemplos que uno puede encontrar para encontrar la relación de Cultura Informal y el fútbol peruano (Podemos hacer un libro entero si seguimos hablando de estos ejemplos).

Pues bien, ¿Cómo así el fulbito promueve la cultura informal en el fútbol peruano?


Falta de estructura y seriedad – Las mil y una reglas del fulbito.

Usualmente el fulbito se juega sin ninguna estructura que lo circunscribe, en otras palabras son muy pocos los torneos serios que promocionan este deporte. Claro que existen campeonatos, sin embargo el porcentaje de partidos de fulbito que se desarrollan dentro de una estructura seria, vale decir, en campeonatos con árbitros, desarrollo de clubes y requerimientos básicos de primer auxilio, es mínimo comparado con las decenas de miles de “pichangas” que se dan en todo el territorio peruano semanalmente. Estas “pichangas” se dan entre un grupo de amigos que agrupan 12 jugadores para patear una pelotita. Además, es impresionante el número de diferentes reglas que se pueden encontrar a lo largo y ancho del territorio fulbitero: no hay corner de arquero, goles sólo de área o de “media”, sin/con barridas, etc.

Es obvio deducir que la falta de árbitros y comisarios en los partidos de fulbito pueden generar discusiones sin fin entre los jugadores e inclusive conatos de violencia. Ummmm. ¿No nos quejamos acaso de la falta de autoridad que tienen los árbitros en el fútbol profesional peruano? ¿Y sobre los futbolistas reclamando cualquier cosa que les parezca injusta? (con mentadas de madre y demás).


Falso concepto de “técnica” – Fulbito quimboso.

Muchos han cuestionado la lentitud y poca visión táctica que provee el fulbito. Visto desde una perspectiva “técnica” sin embargo, no se puede negar que el fulbito puede proporcionar al futbolista elementos positivos, como por ejemplo: dominio del balón en espacios reducidos, “maña” para cubrir la pelota y precisión de pases cortos. Muy bien, ahora… ¿podemos definir que cosa es ser un jugador “técnico”?
Desde mi punto de vista, existe una mala definición de lo que significa ser “un jugador técnico” en el Perú. Parece que confunden los términos “quimboso” o “quimbero” con el de “técnico”. A ver me explico, en el fútbol moderno uno necesita tener técnica para muchos movimientos y jugadas determinadas como por ejemplo: dar un pase largo de más de 30 metros y saber controlarlo, cabecear ofensiva y defensivamente, centrar un balón en movimiento, entre otros. Es obvio que todos estos movimientos no se practican cuando uno juega fulbito, estos movimientos se aprenden en una cancha de fútbol y se practican en ella. Aquí puede surgir una polémica: un futbolista… ¿nace o se hace? Según yo, uno nace con la habilidad de la coordinación pero definitivamente uno aprende a ser futbolista y debe de practicar mucho para llegar a un nivel optimo de juego (a nivel profesional por ejemplo). Dicho esto, para ser un jugador “técnico” para la práctica del fútbol, uno necesita aprender, practicar y dominar las diversas técnicas requeridas para los muy diversos movimientos y jugadas que se dan solo en una cancha de fútbol. Tener una gran habilidad para dominar el balón en espacios reducidos, ser “quimbero”, es sólo una parte pequeña de la técnica en general que uno debe de poseer para poder jugar bien al fútbol.

La mala definición del término “jugador técnico” tiene implicancias culturales que, lamentablemente, rodean al fulbito. Debido a nuestra cultura informal, es muy fácil pretender creer que un jugador que juega bien fulbito va a jugar bien fútbol. Es muy común escuchar lo siguiente: “¡uy que técnico ese muchacho!”. En verdad a lo que se refieren es que es un jugador muy quimbero, sin embargo, a este mismo muchacho le van a meter en la cabeza que en verdad es un jugador muy “técnico” y debería de jugar fútbol profesional, obviamente llevando con él todas las falencias en los demás ámbitos de la técnica del fútbol mencionadas en el párrafo anterior. El fulbito influye y desarrolla diariamente una de las mayores falacias del fútbol peruano: “EL PERUANO POR NATURALEZA ES UN JUGADOR TECNICO”. Pues no, no lo es.


Nulo desarrollo de menores – El fulbito sin futuro.

Es lógico no tener un desarrollo sistemático de menores en el mundo del fulbito ya que el mismo no tiene ninguna estructura formal que lo promueva. Vale decir, no existen ligas profesionales por donde se haga necesario fomentar el trabajo con menores. El fulbito nace cuando hay ganas de patear pelotitas entre tus amigos y muere cuando te cansaste y ya quieres meterte tus respectivas chelas con los mismos. No se piensa más allá.

En esta cultura informal que rodea al fulbito, no hace falta la enseñanza para aprender a desenvolverse en este juego. Lo único que se necesita es una pelota, una losa deportiva y un grupo de amigos que anden en la misma onda. En otras palabras, los jugadores del fulbito son autodidactas y lo juegan en base a lo aprendido posiblemente viendo a sus mayores.
El fulbito fue creado por aquellos que querían replicar lo visto en una cancha de fútbol en áreas más pequeñas, quizás por falta de espacio, tiempo y/o gente para jugar. Sin embargo, esta réplica del fútbol se quedó en el pasado ya que la actual industria multimillonaria que representa al fútbol moderno ha evolucionado enormemente. Esta evolución ha terminado de aniquilar la relación positiva que alguna vez tuvieron el fulbito y el fútbol, si es que alguna vez hubo alguna.


Promoviendo el Futsal – ¿la solución?

Efectivamente existe una versión pequeña del fútbol que ha sido internacionalmente aceptada y es aprobada por el máximo ente rector del fútbol mundial, FIFA. Estamos hablando del futsal, fútbol versión 5vs5 que no es desconocido por nosotros, ya que inclusive tenemos campeonatos auspiciados por la FPF.

Y el futsal en el Perú no es un tema nuevo, son ya varios los años que anda rondando en el ambiente futbolístico peruano. Sin embargo, me parece que no se ha promocionado adecuadamente.

Este deporte tiene: mundiales y campeonatos continentales, ligas profesionales bastante importantes alrededor del orbe, estructura formal para el desarrollo de menores (muchos educadores de fútbol lo señalan como un excelente complemento para el aprendizaje de los niños en la práctica del deporte rey) y sobretodo tiene un nivel de estandarización global (el futsal y sus reglas son las mismas en el país donde se juegue).

Todo esto parecería indicar que la promoción de este deporte es la clave para volver a encontrar una relación positiva entre el fútbol y el juego en una cancha pequeña (que tantas tenemos en el Perú). La FPF tiene la mayor responsabilidad en este aspecto pero, ¿no somos acaso nosotros (los pichangueros) los que decidimos que cosa jugar?


Adolfo Unda.