La noticia de la semana giró en torno a un nuevo escándalo de la Selección Nacional. El rumor de la salida nocturna de algunos seleccionados en Panamá se volvió la portada de toda la prensa deportiva. Finalmente, luego de rápidas investigaciones el técnico Sergio Markarián oficializó que Manco y Galliquio serían sancionados en las próximas convocatorias. Posteriormente todo indica que Farfán será el tercer suspendido.
Es una lástima que los jugadores no aprendan de las lecciones del pasado. Muchos dirán que una salida al casino no tiene la misma gravedad que el escándalo del Hotel Golf Los Incas. El tema en este sentido es claro. El que manda es el entrenador. Si el entrenador ordena algo hay que respetarlo y cumplirlo. En caso un jugador no este de acuerdo debe hablar con él y finalmente nadie está obligado de acudir a las convocatorias.
El lado positivo de la noticia, es la forma en como el “Mago” ha liderado el tema. De frente salió a dar la cara ante los medios de comunicación y fue claro y directo en que Galliquio y Manco no serán considerados en las próximas convocatorias. Gran diferencia de liderazgo comparándolo con Chemo las eliminatorias pasadas, en donde mandó a leer un comunicado a Juvenal Silva y prefirió evadir hablar del escándalo.
Markarián ha mostrado su pesar por la noticia. Se le nota afectado, pero no ha sido claro en 2 puntos. El primero es por cuanto tiempo es la sanción. No ha confirmado si estos jugadores no volverán a ser convocados nunca más o si solo será por un tiempo determinado. Aún lo debe estar pensando. Tampoco quiso decir abiertamente el nombre de Farfán. Será porque de alguna forma fue al jugador que más defendió y protegió ante la prensa.
Considero que Markarían ha hecho lo correcto. Si se dejan pasar las indisciplinas esto nunca acabará. Nadie puede negar que esto nos perjudica pero el que no quiere sacrificarse por la selección que se vaya a su casa. Los jugadores “convocables” en vez de aumentar ya empezaron a disminuir.
Muchos indican que los clubes deberían sancionar a estos jugadores. Por ahora eso no es posible. Los equipos no van a perder su inversión por ahora, pero ¿por qué no empezar a incluir una cláusula en los contratos de los futbolistas peruanos? Una cláusula mandatoria que exijan absolutamente todos los equipos, sancionando fuertemente en el ámbito económico y deportivo los actos de indisciplina. Así solo invertimos en jugadores que entiendan que al escoger esta carrera tienen que sacrificar ciertos vicios. Finalmente son deportistas.
Sin embargo, fuera del castigo, el problema principal nuevamente está en la formación del jugador peruano. No hay un respaldo psicológico para los jóvenes con aspiraciones a ser futbolistas. El entorno actual los consume: Carro y celulares del año, vedettes, juergas y farándula. Pasar de no tener nada a tener una buena cantidad de dinero en el bolsillo los vuelve cojudos.
Es una realidad y va a seguir sucediendo mientras no se priorice la formación del jugador.
Será interesante ver si la gente sigue pensado que Perú tiene posibilidades de ir a Brasil 2014.
Ernesto Benavides
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